Huidas hacia adelante

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Hoy nos canta Extremoduro.


Huyendo, o en vías de huir hacia adelante, me descubrí el otro día...

Huir hacia adelante es usar una de las salidas de emergencia que colocamos en nuestras realidades sin darnos ni cuenta .
Es escapar corriendo de la etapa inacabada y dura que nos toca vivir para evitar finalizar el duelo necesario de la misma retomando los viejos caminos que queremos eludir, tomando atajos hacia el ningún sitio que estamos dejando atrás.
Empezamos caminando por el nuevo sendero y de repente nos encontramos corriendo hacia atrás creyendo que avanzamos presos de la euforia de la supuesta nueva etapa, cegados por la prisa del aparente nuevo rumbo hasta agotar las fuerzas, si no llegamos a percibir el salto a tiempo, pendientes sólo de correr y correr...

Dejándome llevar por el sentimiento de victoria interna por haber dado un pasito nuevo importante, me olvidé un rato de que cada paso hay que afianzarlo, sacando a relucir mi divina verborrea embaucadora, divertida y seductora.
Tras provocar múltiples risas a un público entregado, desplegaba, inconscientemente, una parte de mi bello plumaje genuino y único que tenía bien guardado, del Pavo Real que llevo dentro ( si soy la solitaria Reina de las nieves aún- me estoy quitando-, mi plumaje, evidentemente, no puede ser de pollo griposo, sino de regio pavo espléndido y llamativo-del que también me estoy quitando- )
Mis autoengaños cada vez son mas elaborados, afortunadamente, cada vez más rápido, acabo descubriendome.

Esa noche mi cita era con un ser inteligente, culto, interesante, y bello.
Y mis nervios nerviosos sacaron la actriz histriónica y divertidísima que forma parte de mi, dejando intuir también un poquito de mi, a una velocidad tal que pillarme era hilar muy fino. Yo no me descubrí a priori.
Afortunadamente mi venta y autopromoción de ausencia de miedos fue desenmascarada. En camino estoy, pero durante un rato creí acabada la carrera, me subí al podium y no fui capaz de ver lo asustada e insegura que estaba.

Mi entregado público me desnudó con una sola frase, y yo tuve que admitir su teoría:
Estás asustada, y por eso bromeas y hablas sin parar. Estás ocultando tu miedo tras un muro de risas y esplendor.
Tocada y hundida.
Fije mi mirada en sus ojos azules y asumí mi intento de huida.
Reconocí ciertas sus palabras y liberada del rol de clown ingenioso le dije que tenía razón.
Mis piernas temblaron al sentirme desnuda y le pedí una frase bonita.
De sus labios salió un piropo a mi alma.
Mis piernas continuaron temblando y mi espalda resentida me indicaba que debía marcharme.
-Vente a mi casa a dormir-me dijo.
-No, hoy no, no me gusta dormir fuera de casa, ya nos veremos otro día-contesté.
Al llegar a su portal nos besamos, yo solo deseaba marcharme de allí corriendo.
Me marché a casa, con la espalda y la seguridad quebradas.
El miedo se instaló en mi como una bofetada merecida.

Llegué, borré el post que había escrito sobre sexo, escribí un rato y me metí en la cama.
Las ganas de llorar me invadieron el pecho, pero las guardé para sacarlas el día que me toque llorar a moco tendido. Ese no era el día.

Encuentro mil excusas para no volver a quedar con X.
La mas poderosa es que aún no estoy preparada para volver a empezar a sentir.