jueves, enero 26, 2006

Confidencias.

Hace muchos años dos amigas que se querían mucho se separaron tras una irreconciliable pelea.

Pasaron los años y una de ellas el día del cumpleaños de la otra envió un mail a todas las direcciones de correo que imaginaba podía tener la otra felicitándola.
Uno de los mails fue contestado con curiosidad por una de las personas que lo recibió. Al parecer utilizaba el mail de su pareja, o usaba el nombre como deferencia a su amor, no quedó claro, y nunca hubo preguntas.
Y así , poco a poco, se fue creando una amistad y un vínculo de mails especial.
Casi 3 años duró aquella extraña amistad verdadera.
Para ella era al principio como si hablase con su amiga.
Para él era su rincón secreto donde podía expresarse libremente.
Durante ese tiempo las amigas se encontraron alguna vez y poco a poco fueron acercándose con mucha cautela por parte de la segunda.
Un día él escribió un mail distinto en el que hablaba más concretamente de su vida y lo olvidó.
Ellas hablaban de vez en cuando por tel.
Ellos fueron escribiéndose cada vez menos.
Él la escribió varias veces sin respuesta.

Un día ellas hablaron más que de costumbre, la amiga cautelosa se abrió al fin y habló de su historia, de su vida, la otra escuchó y calló.

Éstos son los últimos mail que se escribieron:

ÉL:

"Querida amiga,
Cómo va eso. ¿donde andas metida?

Nuestra curiosa historia está retomándose con mis solos, tras tus breves expresiones rítmicas introductorias a la segunda parte del concierto que tras el descanso comienzan in crescendo, manteniendo la tensión lírica al anuncio de la suma de los otros instrumentos que en silencio esperan que el director, que es la vida, les indique el momento en el que deben sumarse a la obra que expresan, que conocen , que crean , meciendose en la verdad del momento que están viviendo, con la intensidad de saberlo único, de saberlo auténtico.
Con éste guiño de silencio me despido de momento, en espera de un acorde, aunque sea disonante, de la partitura de tus palabras o de las blancas notas de tu silencio acompasado que nos lleven hacia el nudo, el renacimiento, o el inicio de una amistad llena de prólogos.

Ya ni recuerdo por donde nos quedamos la última vez que contactamos.
Ponme al día, después seguiré yo.
Con cariño,
El consorte de las nieves"

ELLA:
"Hola ¿consorte de la reina de las nieves o reinonieves?
Pues que decirte, hace tanto que yo tampoco ni mi acuerdo, me va bien, me case, me fui a vivir con mi cónyuge, el trabajo bien y dentro de unos días es mi cumple..., ahora tengo poco tiempo, el próximo día te cuento mas y mejor. Un beso, hasta pronto.- "

ÉL:
"Querida amiga,
Llevamos tiempo sin comunicar, sin decirnos nada, y es que el ritmo , y el nivel de nuestros mails siempre fueron inversamente proporcionales al ritmo e la intensidad de nuestras respectivas vidas y al nivel de comunicación en directo, siendo, casi siempre, al menos para mí, un anclaje en esa otra realidad tan íntima y verdadera que mantenía alejada del mundo real y dejaba fluir en nuestra virtual amistad.
Y es que, si no recuerdo mal, mañana es tu cumpleaños y encuentro la excusa perfecta que nunca necesité de la felicitación para abrir tímidamente la ventana de los sueños y las palabras.
Espero que estés muy bien, que la vida te sonría.

Sin más, te deseo lo mejor.

Que no perdamos la magia "



Después de ésto: el silencio.

Como empezó la historia acabó.
Empezó el día del cumpleaños de una de ellas, y acabó el día del cumpleaños de la otra.





A veces, para romper las barreras de la distancia, con ciertas personas a las que queremos mucho, pero que pueden resultar muy dañinas, podemos vestirnos con otra piel , y bajo el manto de la misma distancia, mantenernos tan cerca como el corazón nos lleve.