No me quiero dañar mas
No, no me quiero dañar más.
Me engaño cuando me digo que estoy en proceso. Cada día voy a peor.
Me engaño cuando me doy prórrogas que duran demasiado tiempo.
Me engaño diciendo en alto que estoy avanzando poco a poco, que estoy recuperando el camino, cuando digo que todo va hacia delante, pese a que todo sigue en el mismo punto, o un paso atrás.
Me engaño.
Mi cuerpo no mejora, pese a que cambie de masajista, de tratamiento, de postura, de menú.
Me asustan mis latidos desacompasados, mi tos, mi desorden, mi Kos autojustificado.
Me justifico y me lo creo, me cuento la película del renacimiento, y fuerzo la sonrisa para olvidar mis cruces, evadiendo la responsabilidad de vivir.
Alrededor todo se desmorona al mismo ritmo que yo.
Y encerrada en casa sin poder moverme dejo pasar los días, las noches, acumulando desorden y hastío, acumulando días perdidos, silencios, ausencias y dolor físico.
Mi corazón dejó de sentir, sólo siente mi cuerpo, y mi mente mira hacia otro lado, como si no fuera con ella la cosa, y así, entre mentiras, me daño cada día más.
Ha empezado febrero, y no me he dado ni cuenta de que ha pasado otro mes.
Y se que este discurso aburre, todos queremos gente alegre y divertida alrededor, queremos risas y sonrisas, ésto no es mas que basura que tiro sobre mi cabeza. Pero no me importa, la verdad, he dejado el traje de payaso en el armario hoy.
Y extrañamente en el fondo, estoy convencida de que me levantaré a tiempo, de que una vez resuelto el problema de mi espalda me levantaré, y seguiré mi camino.
Supongo que mas que una cuestión de fe, es una cuestión de memoria, y debo saber internamente que he pasado por cosas mucho peores, y siempre he seguido hacia delante, y bien.
Lo que pasa es que hoy lo he olvidado.
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